sábado, 13 de diciembre de 2008

Dia 2


Comenzamos la mañana en Venecia. Lo primero era hacerse con una tarjeta de transporte para los Vaporettos. Las hay de 12, 24, 36 horas, etc. Nosotros cogimos una de 36, para ese día y el siguiente. Es cara, pero los billetes sueltos aún lo son más, así que era mejor cogerla. Los Vaporettos son la mejor forma de transporte en Venecia. Cubren los trayectos por el gran canal, alrededor de Venecia, y los trayectos a las otras islas de la laguna. Los taxis-barca y las góndolas tienen precios prohibitivos. Nosotros decidimos ir a San Marcos dando la vuelta a la isla.



Venecia es una ciudad para pasear. No tiene grandes museos, ni una arquitectura espectacular, al menos en mi opinión, pero sí tiene un encanto especial. En muchos lugares las casas parecen estár casi en ruinas, supongo que por efecto de la humedad, pero aún así, merece mucho la pena visitarla. Durante el día y sobre todo en los alrededores de San Marcos y del Rialto, hay miles de turistas, especialmente japoneses. No sé donde se meterán una vez que anochece. Si queréis tranquilidad y ver la ciudad pausadamente, es mejor de noche.




El Rialto es el puente principal de Venecia y el más antiguo. En sus alrededores se concentra la vida comercial de la ciudad. Hay multitud de puestecillos para turistas, mercados, restaurantes, heladerías... Y la vista del Gran canal desde él es impresionante.


A última hora de la tarde fumos a Murano. Es como Venecia, pero en pequeño, con su Gran Canal, y las casas junto al agua. Y también es uno de los centros de la industria del vidrio más importantes del mundo.

Y tras un duro día por Venecia, cena tranquila en una trattoria, y vuelta al hotel con los pies reventados. Por cierto, las comidas en Venecia no son nada del otro mundo, caras y no demasiado buenas. Las trattorias sulen ser la mejor opción por su relación calidad-precio.

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